El Instituto Humanitate convoca la formación online: La esperanza y la bondad: signos de un Dios que nos moviliza
Programado para el martes 13 de septiembre de 18:00/h a 19:00/h.
Se trata de una formación gratuita totalmente abierta a religiosas/os, sacerdotes y personas de vida consagrada de diferentes comunidades, diócesis y congregaciones.
Formación online impartida por Dña. Montse Escribano
El Dios trinitario se relaciona con la humanidad a través de la esperanza. Su cercanía moviliza nuestra bondad y generando también esperanza en nuestras vidas. A pesar de la importancia que todo esto tiene nos cuesta definir y nombrar en qué consiste la virtud de la esperanza, pero sabemos que cuando la presencia de Dios está próxima mueve nuestro interioridad volviéndonos a lo esencial.
Al mismo tiempo, esta experiencia de proximidad se traduce en una posibilidad que nos acerca al mundo que nos rodea. Nos impulsa a salir, a ir más allá de donde estamos. Por ello, la bondad que camina de la mano de la esperanza es no solo un sentimiento, sino una actitud consciente que se refleja en nuestras relaciones, en nuestro modo de ejercer los cuidados o en la toma de decisiones comunitarias. La bondad y la esperanza están presentes en el Evangelio y cultivarlas en nuestra vida nos permiten acercarnos al Dios trinitario y experimentar la alegría transformadora del Evangelio.
Comenzaremos en nuestra reflexión por una afirmación que hace Jesús de Nazaret. “Yo estoy contigo todos los días” (Mt 28,20) para reflexionar dónde estamos poniendo nuestra esperanza y vocación. La afirmación de Jesús es la fuente para el discipulado, para el anuncio, para salir de una misma y emprender algo nuevo, sin importar la edad, origen o el estado de nuestra salud.
Nos preguntaremos también por aquella cuestión que Nicodemo lanzó a Jesús en medio de la intimidad: ¿Cómo puede un hombre (mujer) volver a nacer cuando ya es viejo?» (Jn 3,4). Veremos que este interrogante que solo puede responderse a través de la confianza y la esperanza.
De ahí que vivir en las claves evangélicas de la bondad y la esperanza son la forma de atraer y testimoniar la presencia de Dios y de descubrir la alegría salvadora del Evangelio.